El cerebro de los papás

El comportamiento paternal es común en muchas especies de peces, anfibios y aves. Es famoso, por ejemplo, el caso del caballito de mar, especie en la que es el macho, y no la hembra, quien «pare» a las crías.

No obstante, en nosotros los mamíferos, el comportamiento paterno sólo se observa en alrededor del 5-10 % de las especies

A nivel fisiológico, la maternidad dicta mucho de la paternidad. Durante los nueve meses de embarazo, la oxitocina, además de otras hormonas, corren por el cuerpo de la mujer. De manera que forja un lazo bioquímico con el bebé. Incluso los corazones de ambos se sincronizan mientras el niño se encuentra en el útero.

Pero la figura paterna, ¿qué papel tiene? Las investigaciones muestran que el vínculo entre padre e hijo supone una contribución importante. La ausencia de padre o segundo progenitor aumenta las probabilidades de que los hijos presenten problemas emocionales, de agresividad y de conductas adictivas.

¿Cuáles son los mecanismos biológicos del vínculo paternofilial? ¿Qué dice la neurociencia?

Erica Seifritz de la Universidad de Basilea, observó con resonancias magnéticas a padres cuando sus hijos estaban llorando. Resulta que se activan las mismas regiones que las madres al oír el lloro del crio. 

Gloria Mak y Weiss de la Universidad de Calgary, desarrollaron experimentos para entender el modo en que el hijo remodela el cerebro del padre. En 2010 revelaron que el encéfalo de un ratón macho con crías producía neuronas adicionales. Eran capaces de reconocer a sus propias crías solo por el olor a largo plazo. 

Estos investigadores descubrieron que la capacidad de formar estas células se encuentran en la prolactina, la misma responsable de la producción de la leche materna.

En humanos, el padre con niveles altos de oxitocina manifiesta instintos y motivaciones paternales más fuertes en los primeros meses de la vida de su hijo.

La prolactina y la oxitocina se encuentran ligadas fuertemente a la interacción social. Investigadores de la Universidad de Princeton, destacan que también tienen que ver las hormonas que están relacionadas con el sexo y el estrés. Los investigadores detallan la conexión entre el cortisol, hormona del estrés en los humanos. Aunque el estrés se asocia más a cosas negativas, puede ser un estrés bueno como se puede ver en el sexo o el deporte que ayudan a crear nuevas células cerebrales. Los desafíos de la patenidad entran dentro de este estrés bueno.

Pese a lo que podemos pensar del proceso hormonal, el investigador Weiss sugiere que: “Disponer de un padre y una madre es una cosa, pero que las relaciones entre los progenitores y los hijos sean efectivas es otra. En realidad, es la efectividad de la relación lo que importa”.

De hecho, los cambios cerebrales son mayores cuanto más tiempo pase un padre con su hijo y cuanto más se implique en sus cuidados mayores son esos cambios. Las investigaciones muestran que cuanto más tiempo pasa el padre con su hijo más oxitocina se produce. Esto activa nuestra parte emocional, los circuitos neuronales de cuidado, empatía e interacción social y facilita el aprendizaje, generando nuevas neuronas en el hipocampo.

Un curioso estudio fue el del neurólogo James Rillking, en 2014 mostró dos tipos de fotografías a hombres padres y no padres: unas con contenido sexual y otras de bebés. El resultado demostró que la zona del cerebro dedicada al proceso de recompensa se activaba más con las fotos de bebés y menos con las sexuales en los padres y viceversa en los no padres. Esto sugiere un cambio de prioridades en los hombres que se convierten en padres.

Enrique Luis Psicólogo, psicoterapeuta y sexólogo.

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